Seguimos queriéndolo más que nadie
Es difícil expresar en palabras lo que en esta noche siento. Recuerdo la desolación que sentí cuando marcaron el 2 a 1, también recuerdo la tristeza y el frío cuando Enzo falló el último penal. Frío, eso es lo que más recuerdo. Recuerdo mirar a mi alrededor y ver a todos los rancaguinos helados. El estadio estaba lleno, pero nosotros estábamos solos, como sí nos hubieran abandonado en medio de la tundra con lo puesto y sin destino claro. Sentí que eramos el pueblo de Israel vagando, no en el desierto, sino por Siberia.

Quiero creer que lo sucedido nos servirá para conocer nuestras falencias como equipo, institución, hinchada y ciudad para ganar otras finales, así como lo dijo el Toto. Quiero creer que si las cosas se siguen haciendo como en los últimos años, todo lo que falló hoy, mañana será una fortaleza, que seremos mejores, mejores que todos y nadie dirá nada el día que ganemos nuestro primer campeonato. Quiero creer que desde el silencio y el anonimato del que salimos por breves minutos y en el que nos sumergimos nuevamente, nuestra equipo seguirá creciendo, haciéndose enorme en nuestros corazones, que nuestro orgullo seguirá intacto, pues somos el Capo de Provincia y que esa convicción, nuestra convicción, nos dará un campeonato. Soy ingenuo, lo sé, pero es así como quiero ganar; con fútbol, con trabajo, con sacrificio, con esfuerzo. Todos lo queremos, todos seguimos queriéndolo más que nadie.