martes, julio 03, 2012

Seguimos queriéndolo más que nadie

Es difícil expresar en palabras lo que en esta noche siento. Recuerdo la desolación que sentí cuando marcaron el 2 a 1, también recuerdo la tristeza y el frío cuando Enzo falló el último penal. Frío, eso es lo que más recuerdo. Recuerdo mirar a mi alrededor y ver a todos los rancaguinos helados. El estadio estaba lleno, pero nosotros estábamos solos, como sí nos hubieran abandonado en medio de la tundra con lo puesto y sin destino claro. Sentí que eramos el pueblo de Israel vagando, no en el desierto, sino por Siberia.


En el estadio escuchaba a los más viejos repetir los comentarios de la radios sobre el arbitraje, sobre los penales, sobre los fueras de juego, sobre el tiempo extra, pero no quería escuchar, quería estar metido en el partido y gritar con la poca voz que me quedaba. Luego lo escuché en la radio de regreso a casa, pero seguí sin ponerles atención. Leí más cosas en Internet, pero me rehuso a tomarlas en cuenta. Nunca veré este partido, ni un compacto, jamás lo haré, porque no quiero ni por un minuto creer que perdimos por algo externo, consolarme diciendo: "nos cagaron". Quiero por siempre creer que perdimos porque nos faltó concentración, porque fallamos en el finiquito, porque no se rotó el balón, porque no grité lo suficiente, porque los demás no gritaron lo suficiente, porque nos faltó carácter, por cualquier cosa, menos que perdimos porque nos robaron. No lo quiero creer simplemente porque si fuese así, nunca podremos ganar. Tendríamos que cerrar la puesta por fuera e irnos, porque el poderoso siempre tendrá más influencias, más dinero, más árbitros hinchas. No me quedaría más que guardar mi camiseta y mi bufanda y no ir nunca más a un estadio. Cualquier otra cosa se puede mejorar, se puede perfeccionar, con esfuerzo, con pasión, con dedicación, pero los robos, la mala intención, los manejos oscuros, los movimientos tránfugos antes de los partidos, no. 


Quiero creer que lo sucedido nos servirá para conocer nuestras falencias como equipo, institución, hinchada y ciudad para ganar otras finales, así como lo dijo el Toto. Quiero creer que si las cosas se siguen haciendo como en los últimos años, todo lo que falló hoy, mañana será una fortaleza, que seremos mejores, mejores que todos y nadie dirá nada el día que ganemos nuestro primer campeonato. Quiero creer que desde el silencio y el anonimato del que salimos por breves minutos y en el que nos sumergimos nuevamente, nuestra equipo seguirá creciendo, haciéndose enorme en nuestros corazones, que nuestro orgullo seguirá intacto, pues somos el Capo de Provincia y que esa convicción, nuestra convicción, nos dará un campeonato. Soy ingenuo, lo sé, pero es así como quiero ganar; con fútbol, con trabajo, con sacrificio, con esfuerzo. Todos lo queremos, todos seguimos queriéndolo más que nadie.