sábado, noviembre 26, 2005


Me parece difícil de creerlo pero alguien respondió un post que deje en otra página. Se trata del blog de una joven estadounidense que tenía entre sus intereses a Chile y a Rancagua. Tener a Chile en tus intereses no creo que sea algo obscenamente extraño, o sea, en Chile hay cosas destacables: montañas muy altas, malos jugadores de fútbol, la bandera más linda del mundo (de acuerdo a un serio estudio realizado por quien sabe quien en quien sabe que año y en que lugar), Pumalín, Pinochet y últimamente el vino de Luís Miguel, pero tener a Rancagua entre los intereses es algo demasiado extraño, si ni siquiera a la gente que vive ahí le interesa.

Cuando te vas de Rancagua a estudiar a Santiago sientes que ha llegado tu momento, que el cielo se apiadó de ti y te dio por fin lo que merecías, una ciudad grande, ruidosa y con mucho movimiento, donde la gente camina rápido y las micros corren a más 40 kilómetros por hora. Pero el tiempo y los santiaguinos te enseñan algo. O bien eres un apéndice y provienes de uno más de los suburbios de Santiago o vienes del sur, del lejano sur y te preguntan si sabes andar a caballo y si vas al rodeo y si todavía andan a caballo por el centro. Es así como te enojas y rabeas y comienzas a conformar una suerte de logia con el resto de los rancaguinos, comienzas a generar afinidad con la gente de tu tierra, si hasta parece que pudieras olerlos a metros de distancia. Así vuelves a sentirte –o te sientes por primera vez- orgulloso de tu ciudad, comienzas a ver lo bueno y lo bello de la vida en ella, comienzas a valorar los pequeños espacios en los que se maneja su vida y comienzas a valorar la calma y tranquilidad de la gente que vive en ella y finalmente, comienzas a querer volver.

En eso estoy ahora, quiero volver, quiero irme a mi casa porque estoy cansado y quiero desarrollarme allá, en mi ciudad y con mi gente. No se bien porque pero cada vez más siento que le debo algo a Rancagua y que mi vida laboral debería situarse ahí, explorar el tema del desarrollo local y quizás algún día ser alcalde.

Ah claro… la niña esta me respondió y me contó que estuvo de intercambio en Rancagua entre el 96 y el 97 y luego estuvo en chile estudiando lingüística en la Universidad Católica, la misma en la que estudio yo.

Eso.

Dj Heidegger

Sociólogo shileno, rancaguino, colorin y trasnochado

1 comentario:

Clare dijo...

Puede que Santiago este lleno de luces, lugares nuevos, micros y gente, pero falte la cultura, la ternura, el sentido de casa que Rancagua tiene. Al principio uno puede ser atraído a todo eso, pero los fines de semanas, o cuando se va a Rancagua pa las vacaciones, uno sabe que ha vuelto a casa.